El pasado 14 de junio se conmemoró los 84 años del nacimiento del Che Guevara. Lo asesinaron el 8 de octubre de 1967 en la Higuera- Bolivia, los enemigos del pueblo y de las causas justas. Hoy, viven en nosotros y constituye un paradigma en nuestra lucha diaria por una sociedad mejor, es el mayor triunfo de su existencia y la más grande derrota de sus asesinos y de todos aquellos que pretenden que solo sea una imagen mediática de cristo resignado difundida por todo el planeta en letreros, postales, y demás souvenir. Quisieran sus detractores que el mundo desconozca las causas que abrazó, los ideales que defendió y por las cuales dio incluso su propia vida. A pesar de ello, el legado de su existencia honesta, digna y consecuente con los principios de justicia social para con los pueblos de nuestra américa y los del mundo entero continúan más fuertes que nunca. El ejemplo combativo del Che está presente permanentemente en nuestras convicciones. Constituye un faro en nuestro accionar revolucionario o dicho de otra manera, sencillamente en nuestra actitud de cambio ante las cosas injustas de la vida. Recorrió Latinoamérica con Abel Granados. Vio y sintió como suyo el dolor de los pobres en cada pueblo de los países por el que pasó y sentenció para sí mismo: "El vagar sin rumbo por nuestra Mayúscula América, me ha cambiado más de lo que creí". El Che estuvo por nuestra patria, por el Perú o por lo que significa el pedacito de nuestra patria grande, la América toda. Cruzando valles, pisos altoandinos, navegando ríos y surcando sueños imposibles para nuestra realidad. Aun, no era el Che cuando pasó por el Perú, solo Ernesto Guevara la Serna, un joven Argentino, estudiante de medicina. La realidad política, social y económica de Latinoamérica significó para él su mejor escuela e hizo en ella, el mejor de sus aprendizajes. Después vendría su amistad con Raúl y Fidel Castro en México, el triunfo de la revolución Cubana, sus responsabilidades al frente del nuevo gobierno cubano, su Marxismo militante y sus aspiraciones revolucionarias para América. "Creemos, y después de este viaje más firmemente que antes, que la división de América en nacionalidades inciertas e ilusorias es completamente ficticia. Constituimos una sola raza mestiza, que desde México hasta el estrecho de Magallanes presenta notables similitudes etnográficas. Por eso, tratando de quitarme toda carga de provincialismo exiguo, brindo por Perú y por América Unida. " Habría escrito en su diario, en su estancia en el leprosorio de San Pablo en Loreto, al celebrarse su onomástico número 24. La influencia del Perú en sus convicciones revolucionarias se dieron de manifiesto en el agradecimiento que diera al discípulo de Mariátegui: el Doctor Hugo Pesce cuando le envió un ejemplar de su libro "La Guerra de Guerrillas" con la dedicatoria "Al Doctor Hugo Pesce, que provocara, sin saberlo quizás, un gran cambio en mi actitud frente a la vida y la sociedad, con el entusiasmo aventurero de siempre pero encaminado a fines más armoniosos con la necesidades de América». Fraternalmente Che Guevara. Para ironía del tiempo aún las zonas rurales del Perú por donde pasó el Che continúan con una marginalidad social que repugnan; crece la pobreza, se extiende el desempleo, se explotan los recursos naturales sin importar el desarrollo de las zonas de donde se extraen las riquezas de nuestro suelo. El Perú tiene hoy toda una generación con sueños truncados, y anhelos incumplidos, es la apuesta que debe ser asumida con seriedad si queremos cerrar ese ciclo oscuro después de décadas de olvido con problemas irresueltos. La mejor manera de recordar al Che hoy en día es luchando por las tareas históricas que dejó por hacer. Podemos decir del Che, lo mismo que dijo Martí en una oportunidad de Bolívar: ¡Pero así está Bolívar en el cielo de América, vigilante y ceñudo, sentado aún en la roca de crear, con el inca al lado y el haz de banderas a los pies; así está él, calzadas aún las botas de campaña, porque lo que él no dejó hecho, sin hacer está hasta hoy: porque Bolívar tiene que hacer en América todavía!, Al igual que Martí, Bolívar, San Martin, Grau y Mariátegui, ¡el che tiene que hacer en América todavía!
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