Por: José Ramos Bosmediano, miembro de la Red Social para la Escuela Pública en las Américas (Red SEPA, Canadá), ex Secretario General del SUTEP
Ayer 28 de setiembre se ha iniciado, en España, la huelga general de los trabajadores bajo la conducción de Comisiones Obreras de España (CCOO) y la Unión General de Trabajadores de España (UGT). El objetivo principal de la huelga es la derogatoria de las medidas laborales contrarias a los derechos de los asalariados públicos y privados que ha decretado el gobierno del denominado Partido Socialista Obrero Español (PSOE) presidido por José Luis Rodríguez Zapatero, no casual entusiasta admirador de la demagógica oratoria y del gobierno neoliberal de Alan García Pérez.
La huelga ha empezado con un acatamiento heterogéneo según las regiones y centros de trabajo, con un promedio general de 70%, aunque los gobernantes y empresarios, como es usual en todos los estados capitalistas, reducen el acatamiento al 20% de la fuerza laboral activa, lo que se contradice con el abrumador despliegue de policías, la represión y las detenciones y, lo que no podía faltar, la furia de los dirigentes del empresarial Partido Popular de José María Aznar, dirigido hoy por la Secretaria General María Dolores de Cospedal.
La crisis económica y social como telón de fondo
La tan mentada "transición democrática" española, luego de la caída del franquismo hace casi cuarenta años, no ha producido, en lo concreto, una economía capitalista estable, como habían previsto los socialdemócratas del PSOE y sus aliados de otros países. Esta ilusión se exacerbó cuando España se integró a la Unión Europea con la equivocada tesis de que el "vagón económico" de los países europeos más desarrollados llevarían también a España al Estado del Bienestar, sin tener en cuenta la nueva circunstancia de crisis del capitalismo del "bienestar" que dio paso al predominio del neoliberalismo y de las transnacionales.
Durante el prolongado gobierno del PSOE, con Felipe González, si bien se aceleró en España la industrialización, se desarrolló una próspera economía de servicios públicos privados (ejemplo: Telefónica) y de las finanzas, las remuneraciones de los trabajadores no marcharon al ritmo del incremento de las ganancias del gran capital; y del total de la población económicamente activa (PEA), el 23% se encontraba en paro (desocupada). Las remuneraciones de los trabajadores estatales no correspondían a las necesidades de una vida medianamente adecuada en un continente donde el costo de vida es elevado. En el sector de los estatales, los maestros fueron y siguen siendo los más maltratados no solamente con salarios bajos, sino porque están sometidos a contratos de inestabilidad laboral, por lo que los sindicatos docentes son uno de los más dinámicos y permanentes portadores de la protesta social en España, organizados en las Comisiones Obreras de España.
En la marcha despiadada del gran capital con su receta neoliberal de la "economía social de mercado" (eufemismo del credo del libre mercado y punto), el vendaval de la crisis, desde Estados Unidos hasta Alemania y Japón, ha golpeado con mayor fuerza a Grecia y España, con desequilibrios macroeconómicos de grandes dimensiones, deuda externa impagable en las condiciones actuales, elevación de la desocupación o paro (en el lenguaje europeo). La Unión Europea, que en realidad es el consorcio de las transnacionales de los países dominantes en ese bloque capitalista (Inglaterra, Alemania, Italia, Francia, Holanda, principalmente, con la innegable presencia del capitalismo estadounidense), les impuso una política económica de "ajuste estructural", tal como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional impuso a casi todos los países latinoamericanos desde fines de la década de los 80 del siglo pasado.
La política económica y social de ajuste que el gobierno del PSOE ha impuesto este año para "resolver la crisis", tiene como objetivo principal dinamizar las inversiones capitalistas de las transnacionales y reducir los gastos del Estado en pos de equilibrar las finanzas públicas presionando hacia abajo: disminución de las remuneraciones en el sector estatal, aumento del tiempo de servicios para la jubilación, penalización de las protestas, más libertad para que los empresarios despidan trabajadores por "pérdidas de las empresas", libertad de contratar trabajadores sin estabilidad laboral.
Ante las medidas económicas del gobierno, los trabajadores españoles han levantado la consigna que en el Perú se había convertido en un lema de lucha desde los primeros "paquetazos económicos" durante el gobierno de Morales Bermúdez (1975 – 1980): ¡que la crisis la paguen los empresarios!, es decir, los explotadores del trabajo asalariado.
Los opositores a la huelga y sus argumentos
Como no podría ser de otra manera, en la España de hoy levantan su voz y su represión contra la huelga laboral iniciada no solamente el gobierno del PSOE, sino, principalmente, el Partido Popular, representante principal de los intereses transnacionales y, por supuesto, se oponen los empresarios que nunca quieren pagar las consecuencias de las crisis que ellos mismos provocan con su desmesurada ambición de elevar permanentemente su tasa de ganancia.
Empezaron acusando a los dirigentes de intransigentes. Alertaron que aumentarán los desocupados si es que el gobierno da un paso atrás en las medidas de ajuste. Que los inversionistas saldrán de España y todo será peor. Habrá perjuicios para la educación, la salud, el transporte y otros servicios públicos. ¿No estamos frente a una campaña similar a la que se da también cuando en el Perú los trabajadores toman medidas de lucha en defensa de sus derechos? Son los que casi no abrieron la boca cuando los timadores de las finanzas y los negocios provocaron la crisis financiera en Estados Unidos en el 2008, cuyas repercusiones no han cesado de expandirse a otros países.
La vigencia de los sindicatos
La actual huelga laboral española, como la inmediata anterior en Francia, nos lleva a la evidencia de que la lucha entre los explotadores y los explotados no ha concluido como pretenden hacer creer ciertos escribidores y políticos criollos en el Perú. Y eso se llama, pues, lucha de clases, que en la España de hoy se traduce en la contradicción entre el gran capital y los derechos de los trabajadores.
Que la huelga de los trabajadores (justa, necesaria y oportuna) sea convocada y conducida por los sindicatos, demuestra que la defensa de los derechos de los trabajadores es impensable sin su organización gremial. Nadie más, ni con la mejor buena voluntad, puede sustituir a los sindicatos en la defensa de los intereses de los trabajadores, mientras la contradicción capital/trabajo exista. Quienes lanzan sus ataques a los sindicatos, desde los directorios y asociaciones empresariales, o desde gobiernos y burocracias bien pagadas, no hacen más que tergiversar la realidad y tratar de desconocer la historia de la lucha por la conquista de los derechos laborales, un escalón inicial y muy importante en la lucha por una sociedad justa, solidaria y verdaderamente libre.
¿Quiénes, en el mundo y en el Perú, han logrado conquistar la jornada laboral de las 8 horas para todos los trabajadores? Los trabajadores mismos, organizados y poniendo en riesgo su propia integridad física. ¿Quiénes han obligado a los gobiernos legislar sobre seguridad social y demás derechos sociales para los trabajadores y para la población, inclusive? Los trabajadores mismos. Las "concesiones" en materia laboral y social no han sido políticas de "buena voluntad" de cada gobierno de turno, en el Perú y en cualquier parte del mundo.
La huelga española actual debería de servirnos para mirar bien el futuro de los sindicatos en el Perú: defender su vigencia, fortalecerlos como organismos de lucha y no de componendas, preservar su orientación de clase y no de conciliación, organizar a los trabajadores, incluyendo a los contratados. Pero también promover la educación política de los trabajadores para evitar que sean utilizados como instrumentos de los partidos políticos al servicio de los capitalistas.
De conseguir sus objetivos con la actual huelga, los trabajadores españoles fortalecerán su vigencia. Una derrota, sin embargo, servirá para preparar nuevos combates, pues la lucha no se detendrá.
http://vanguardia-intelectual.blogspot.com
Iquitos, Perú, setiembre 29 del 2010
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