Lucha de Ideas
PERÚ: 189 AÑOS DESPUÉS
Oscar Felipe Ventura
El 28 de julio de cada año es considerado como el día del aniversario de la patria. Sin embargo, recién el 20 de setiembre de 1822 se instaló el primer Congreso Constituyente que dio inicio a la vida republicana. El Perú estaba en guerra. La representatividad del Congreso era precaria. Los diputados de las provincias ocupadas fueron elegidos en forma dudosa. Menos de un año después, un exconspirador y caudillo se amotinó contra el Congreso y fue proclamado como primer Presidente del Perú: José de La Riva Agüero, quien fue depuesto en 1823 y condenado a muerte por Bolívar, fue expatriado a Europa.
El nuevo Estado se estableció en una sociedad en la que no existía vida pública ni ciudadanos. La república fue desde sus inicios el esfuerzo de un germinal grupo de intelectuales como Sánchez Carrión, Luna Pizarro, Vidaurre, Lazo, por edificar una voluntad política y tratar de cortar el lastre de la herencia colonial. En el debate entre monarquía y república, se impusieron las ideas de Sánchez Carrión. Existieron individuos que se entusiasmaron con las ideas republicanas, pero no existieron fuerzas sociales – grupos, partidos, o instituciones – en condiciones de llevarlas a la práctica.
En ausencia de una clase dirigente que sentara las bases de una nación independiente, democrática e independiente, desde los inicios de la República se dio paso a un Estado abrumado por el caudillismo militar y la anarquía.
A 189 años de proclamada la independencia, los problemas que agobian al Perú se explican por el fracaso histórico de cúpulas dominantes insensibles al cambio, profundamente conservadoras y entreguistas, temerosas de la insurgencia popular, adictas al autoritarismo, el clientelaje y la corrupción. La república no ha logrado desprenderse de este sello. Intentos de reformas como los de Velasco Alvarado chocaron con este muro y, la contrarreforma que le siguió empalmó con el neoliberalismo e impidieron que el Perú ingrese al siglo XXI sobre rieles nuevos.
Fujimori, Toledo o Alan García representan el continuismo; son el símbolo patético de la corrupción y el mesianismo caudillista que tanto daño ha hecho al Perú. Esta vieja república se asfixia. La dimensión de los problemas pone en debate el porvenir del país, su viabilidad como nación próspera y segura, lo que obliga a dar respuestas que desbordan la coyuntura. Necesitamos abrir un nuevo curso en la historia nacional para fundar una Nueva República con un Proyecto Nacional, una nueva Constitución y un Gobierno democrático, patriótico, de unidad popular y regeneración moral.
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